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martes, 15 de noviembre de 2016

El viejo y el mar - Ernest Hemingway

"Un camino desde la suerte y la desesperación se mezclan para hacerte sentir y reflexionar. La incansable lucha contra la naturaleza."







El viejo y el mar es uno de los relatos más bellos que jamás se han escrito. En la cúspide de su maestría, Hemingway alumbró una historia en cuya sencillez vibra una inagotable emoción: en Cuba, un viejo pescador, ya en el crepúsculo de su vida, pobre y sin suerte, cansado de regresar cada día sin pesca, emprende una última y arriesgada travesía. Cuando al fin logre dar con una gran pieza, tendrá que luchar contra ella denodadamente.  Y el regreso a puerto, con el acoso de los elementos y los tiburones, se convierte en una última prueba. Como un rey mendigo, aureolado por su imbatible dignidad, el viejo pescador culmina finalmente su destino.











Principalmente, recomiendo leerla de un único tirón, sin pausas, por que en el libro no hay ni una. Esto hace que te de una perspectiva sobre el personaje y una continuidad en la historia imposible de alcanzar si las partes en varios capítulos. Así que si piensas leer esta historia escoge una fría tarde de domingo sin muchas cosas ha hacer, hazte una gran taza de café/te/lo-que-te-apetezca y disfrútalo sin parones.

Lo primero en lo que me fijé nada más terminarlo es en la fecha. Reflexioné en como una historia escrita hace medio siglo por un hombre nacido hace más de uno sigue teniendo fuerza y significado en la actualidad.

Santiago, un hombre meticuloso, llevado por la desesperación se enzarza en una lucha contra la naturaleza ignorando sus propios criterios. En la desesperación absoluto uno mismo se arriesga, todo o nada, siempre se espera estar mejor. 
Durante la historia e vas a encontrar con un lenguaje especializado con la pesca y, prácticamente durante toda la historia, reflexiones filosóficas sobre en mismo personaje. 
Una batalla contra la naturaleza - un poco Moby Dick si me preguntáis, y mucho más corta (aleluya) - y la casualidad hacen de este un libro para nada aburrido, al contrario de lo que me esperaba después de haber leído las primeras diez paginas, pero oye, ¿No ha todo el mundo le otorgan un Pulitzer, no?
La lectura no para, no se corta, al igual que el sufrimiento del viejo y su constante lucha. Dos horas pasan mientras acompañamos a Santiago durante sus cuatro días de agonía y reflexión.

Como es usual, mi padre me pregunto que me había parecido el libro - cosa que hace siempre que termino uno el cual le he estado dando la charla sobre how badly quería leerlo - y me quedé sorprendida al encontrarme sin palabras para expresar mi opinión. Solo pude decirle una cosas mientras me encogía de hombros: increíble.




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