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miércoles, 24 de mayo de 2017

El cuento de la criada - Margaret Atwood

"Una historia para amar y adorar, una trama dura y cruel desarrollada en un dictadura controladora y asfixiante."



En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo. 






El género ficticio es un género peliagudo, cuando escribes algo verídico ya tienes la trama expuesta, los personajes creados y se basa en un realidad palpable para gran parte de los lectores. En cambio la ficción es muy diferente, no solo has de ser capaz de crear unos personajes creíbles si no que has de crear un entorno, una realidad, y unas reglas sociales férreas para que tu historia no tambalee.

Nuestra protagonista y narradora Defred, de la cual nunca llegamos a conocer su nombre, ha visto su vida dividida en dos grandes eras, es, como dicen en algún momento de la historia, una generación de transición. ¿Con esto que consigue la autora? Crea la mayoría de las críticas y reflexiones basándose en la vida dividida de Defred. Dinero, modales, mentalidad, derechos, autoestima, consciencia de uno mismo, salud, sexo,... toca todas las áreas que siempre se ven afectadas en un cambio brutal de régimen. Sus reflexiones, brutales y sinceras, consiguen llevar al lector a un estado de concentración por la historia inigualable, lo que se llama una lectura adictiva.
Nuestra protagonista se ve obligada a muchas cosas las cuales muchas de nosotras no torearíamos. El acto más chocante, el de la reproducción, descrito de una manera tan cruda nos hace sentirnos asqueados por esta nueva sociedad. Este acto, aceptado por la protagonista como su única opción de supervivencia representa un acto común, no placentero, en esta sociedad, solo imagina las millones de chicas que pasan por lo mismo...
Junto con el avance de la historia y a la vez que conoces la antigua vida de Defred, ves como esta abre una brecha en su caparazón resbaladizo de aceptación y resentimiento. Una vez esta abierta la brecha, ha quebrantado la ley, el tabú, su narración se convierte en algo más detallado y dinámico, no se muestra gran reticente con las personas y parece confiar más en su entorno (lo que nos lleva a un final inevitable de  la historia, no hay más paginas, pero ya llegaremos a eso).
Una de las cosas que me gusta de Defred es su capacidad de mentir, por que, todos contamos una historia maquillada, poniéndonos un poco de maquillaje a nosotros mismos, ocultando lo que no queremos que sea de dominio público. Pero Defred no, Defred nos cuenta una realidad, para después echarla por tirar con la misma facilidad con la que la ha construido para decirlo que, por mucho que desear, su realidad no había sido así. La segunda, y suponemos que verdadera realidad que nos presenta la protagonista, muestra una realidad cruel y sin romanticismo, una realidad menos idílica pero a la vez más creíble.

La falta de acción directa en el libro es algo que me preocupaba, no fuera a ser que me aburriese, pero la verdad es que ha tenido un refuerzo positivo en mi lectura. La pausas del relato, los flaishbacks y los comentarios repetitivos son necesarios. Necesarios para que entiendas a Defred en su agonía, n su vida monótona y repetitiva y en su entusiasmo por el mínimo cambio producido en ella.
En algunos libros el final es palpable, las intenciones del autor, transparentes como el agua, te llevan a esperar un gran acto final que decida el destino de todo ser relacionado con la historia. Margaret Atwood, en cambio, hace de El cuento de la criada una historia imprevisible, esperas con expectación cada palabra intentando descifrar el final.

Cuando finalmente acabe el libro me quedé un poco decepcionada, es una historia increíble, bien escrita, una prosa para poner en un pedestal y el final es... es... es abierto, bastante abierto la verdad, te quedas sin saber nada, estas como al principio, donde cada gota de información es preciada con ansias, pero el grito esta seco.

Una historia completa, fascinante, de las dude amar y adorar, reveladora, abrumado, dura, realista y inigualable. Una lectura única.




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